El trabajo como freelance, en remoto o con una mínima presencia flexible, es algo deseable para muchas personas como tú que
quizás quieran una vida con más tiempo disponible para sí y para los suyos. Sin embargo, conseguir que este sea productivo va a requerirte un buen esfuerzo de voluntad y organización.
Este suele ser uno de los obstáculos a los que nos enfrentamos los freelancers: interrupciones, llamadas continuas, falta de concentración por factores internos o externos, multi actividad…
Pero la verdad es que seguir unas pautas y poner el foco en la actividad no es difícil; es cuestión de organizarse y comprometerse con una misma.
Voy a intentar aportarte algunas claves para que tengas éxito en tu trabajo y tu productividad se mantenga en alza constante.
Principales objetivos a tener en cuenta para un correcto rendimiento
Organizarte por ti mismo/a cuando dispones de veinticuatro horas al día para realizar tus trabajos es una de las tareas más complicadas que tienes por delante.
Hay una cierta tendencia a la anarquía cuando pasas de la rigidez de un trabajo externo con horarios a un trabajo desde tu casa o tu despacho. Lo principal es que te impongas un cierto control sobre tu actividad.
Y te lo tienes que plantear así, como un deber hacia ti mismo/a.
Establece una rutina
Debes marcarte unos tiempos de trabajo que incluyan cuándo vas a comenzar, cuáles serán tus descansos y a qué hora tu trabajo debe estar finalizado sin dejar nada pendiente.
Pero no solo has de fijarlas para ti. Es frecuente que tu nueva situación no sea lo suficientemente comprendida por tu entorno, provocándote molestas interrupciones que harán tu trabajo muy lento y con una carencia absoluta de concentración. Asegúrate de que ellos comprenden y respetan estas rutinas.
Comienza la jornada con actividad
Cuando salías fuera de casa a trabajar te mantenías activo desde primeras horas. Caminabas y te movías, desayunabas, te vestías… Es fácil incurrir en el sedentarismo y la dejadez.
Comienza tu día con ejercicio. Sal a dar una vuelta caminando y despeja tu cabeza preparando tu mente para el trabajo. Sube y desayuna, así estarás listo para un día de pleno rendimiento.
Organiza tu espacio de trabajo
Debes tener un espacio único y exclusivo que te permita aislarte y concentrarte. También debe ser un espacio estable que no tengas que estar montando y desmontando constantemente. Es decir, no te vale la mesa del comedor.
Un escritorio en un simple rincón, si no puedes disponer de un despacho, será lo más conveniente.
Comunícate
La sensación de aislamiento es una de las peores cosas que pueden ocurrirte. Es una sensación de soledad que rompe tu concentración sin saber exactamente por qué ocurre.
Organiza tu día para que haya comunicaciones en determinados momentos con otros compañeros con los que debas consultar o, dependiendo de tu actividad, con clientes o proveedores.
En los descansos
No te limites a ir a la cocina o el servicio. Sal a la calle, toma un café y charla con algún vecino. Estira las piernas o haz algo de ejercicio antes de volver al trabajo.
Huye del sedentarismo,pues eso irá mermando tu resistencia a la fatiga y puede acabar deprimiéndote.
Acaba la jornada
Tu jornada debe acabar como cualquier otra. No debes prolongarla ni para adelantar ni para recuperar trabajos atrasados. Si haces eso, será tu verdadera rutina y estarás avocado al desastre.
Si a todo ello le unes una buena alimentación y un descanso efectivo, tu trabajo estará siempre a pleno rendimiento.
En otro artículo profundizaré más sobre el tema y te contaré mis trucos para mejorar el rendimiento y tener el foco en lo que tengo que hacer, sin distracciones. De momento, plantéate esto que te he contado y me cuentas cómo te va.