En esta ocasión te voy a hablar de cómo la transformación digital que estamos viviendo en todos los ámbitos puede ser beneficiosa también en el sector cultural y creativo. Tanto como en el industrial, del que tanto se habla.
A mi me parece fundamental y a diario lo vivo en mi trabajo. Quizá sea porque la tecnología va conmigo, creo en ella y la aprovecho. Soy nómada digital y los recursos tecnológicos son mis herramientas de trabajo en todos los aspectos. Hoy día no podría vivir sin ellos.
Creo en ello y a diario exploro nuevas fórmulas que me ayuden a mejorar mi método de trabajo y a ofrecer mejores servicios. En mis proyectos siempre tengo en mente cómo aprovechar recursos y formatos para que se consigan cumplir los objetivos.
En el ámbito cultural y creativo, la transformación digital ha supuesto un gran cambio. Cambio que todavía muchas entidades no han podido, no han sabido o simplemente no han querido abrazar. Y por una u otra razón se resisten a adaptarse.
Pero la realidad y los datos indican que, si entidades y proyectos culturales de cualquier tipo quieren subsistir es necesario que cambien de paradigma. Porque el mundo ha cambiado.
Veamos cuáles son las claves de la transformación digital y la tecnología en el ámbito cultural y creativo.
Qué es la transformación digital
Seguro que has oído hablar del tema; parece que se ha convertido en el término de moda y que todo el mundo es o debe convertirse en especialista en ello.
Por definirlo de forma resumida, diremos que es el gran cambio estructural que se ha generado desde finales de los años 60, con la creación de internet.
Como ves, no es algo nuevo. Ya estamos totalmente inmersos en esta gran revolución, una cambio estructural que nos afecta a todos.
La transformación digital es la evolución y transformación de las actividades, procesos y modelos empresariales para aprovechar al máximo las oportunidades de una serie de tecnologías digitales de forma estratégica en todos los aspectos de los negocios.
La transformación digital ha cambiado la forma de trabajar y de relacionarse. Incluso ha modificado los ritmos en los que se suceden los cambios, los ha acelerado.
Es una revolución que ha creado una nueva forma de trabajar, de producir. Pero que también ha supuesto grandes cambios en aspectos humanos, como nuestro comportamiento, nuestras creencias y la cultura.
Se trata de nuevas tecnologías, sí, pero es mucho más que eso.
¿Qué supone la transformación digital en el ámbito cultural y creativo?
La transformación digital también se ha producido en el sector cultural y creativo. Por supuesto. Y a muchos niveles.
Webs y redes sociales han cambiado la forma en la que nos comunicamos y ha despertado un amplio abanico de opciones para que los proyectos atraigan seguidores y que éstos se conviertan en espectadores, compradores, consumidores, etc
Pero no sólo se trata de usar una u otra aplicación tecnológica, ni de sumar likes en contenidos, ni siquiera de digitalizar materiales para compartir. Lo mismo en cuanto al hardware o gadgets: esto no va sólo de utilizar móviles en Museos, grabar espectáculos con drones etc.
Y tampoco de contenidos en nuevos formatos, incluso aunque transgredan las barreras entre medios.
La transformación digital en el sector cultural y creativo supone todo un cambio de paradigma. Una metamorfosis estructural en el que se desvirtúan todos los roles y el consumidor/espectador/cliente/público se convierte en el centro de la estrategia y la acción.
El objeto de la creación ya no es el centro. Sino que este puesto se ha sustituido y ahora el centro es el destinatario final, sea el comprador de un producto, un visitante, un espectador, etc.
Se rompen las jerarquías y las diferencias entre roles; se trabaja con modelos basados en la cooperación y colaboración; se democratiza tanto el acceso como la propia creación de la información.
Factores que han cambiado las reglas de la comunicación
Canales que han nacido para cambiarlo todo
En los albores de la digitalización nacieron los sitios web, que ofrecieron oportunidades para que la comunicación se democratizara y así, entidades, empresas, colectivos e individuos consiguieron lanzar sus mensajes al mundo.
Más tarde surgieron las redes sociales y con ellas se produjo una auténtica explosión. Gracias a estas plataformas, de diferente tipo, los mismos usuarios de las mismas nos hemos convertido en creadores de contenido.
En lo referente a un proyecto cultural, tenemos que percibir esta transformación como una gran oportunidad: todos y todas podemos ser creadores y tenemos un gran altavoz gracias a estos (ya no tan) nuevos canales.
Además, estamos ya en un punto en el que los canales han alcanzado la madurez necesaria como para que también los/as usuarios/as comprendamos que ya no se trata de una novedad pasajera, sino que llegaron para quedarse y forman parte indivisible ya de nuestras vidas y nuestra actividad diaria.
¿Conoces ya a alguien que no haya navegado nunca por internet? ¿que no tenga un teléfono móvil? ¿cuántos/as ciudadanos/as tenemos perfiles en redes sociales?
Te doy un dato para que reflexiones: Un 85% de los internautas de 16-65 años utilizan Redes Sociales, lo que representa más de 25,5 millones de usuarios sólo en el estado español. (datos del Estudio Anual de Redes Sociales 2019. IAB)
Nuevos formatos en escena
No sólo han surgido nuevos canales. También ha habido una revolución en lo que a formatos se refiere.
El contenido se ha convertido en el rey. Es una herramienta poderosa y potente para conseguir alcance y visibilidad y atraer la atención de los/as usuarios/as.
Y hoy día se pueden crear contenido atrayentes en numerosos formatos: la transformación tecnológica ha propiciado que se superen barreras y se puedan crear contenidos en formatos que van mucho más allá de los simples textos.
Los mensajes se pueden transmitir en formas variadas: textos; imágenes (y una larga y variada lista de formas: fotos, ilustraciones, infografías, carteles, banners…); vídeos; audios…
Un amplio campo que todavía se va a desarrollar mucho más con la aplicación de tecnologías emergentes que veremos desarrollarse mucho en breve. La aplicación de la realidad aumentada, realidad virtual e, incluso, la inteligencia artificial, ofrecen grandes oportunidades que ya están siendo explotadas pero que veremos explosionar dentro de muy poco.
En el caso de los proyectos culturales todo esto se convierte en una gran oportunidad, por el propio carácter de los mismos: la esencia de los proyectos de índole cultural es el contenido. Por lo tanto, sólo se trata de explotar este gran valor.
Cambios en la comunicación
La comunicación ha cambiado.
Se han roto las barreras del esquema tradicional de comunicación que se basaba en el emisor, mensaje y receptor.
Todas las figuras se mezclan. Aprovechémoslo.
Ventajas que ofrece la transformación digital a los proyectos culturales y creativos
Son muchas las ventajas que ofrece la transformación digital a los proyectos culturales y creativos.
Nuevas formas de comunicarnos con los usuarios finales están en nuestra mano. Es más, podemos llegar incluso a nuevas audiencias.
¿No te lo crees? ¿Eres de los que no confían en la tecnología con estos objetivos?
Un dato para que te convencerte de esta realidad: el 94% de la población en Europa está conectada a internet.
¿Conoces a alguien hoy día que no tenga un teléfono móvil en sus manos? ¿Conoces a alguien que no se haya conectado a internet alguna vez?
Todo este cambio nos ofrece muchas posibilidades:
Mejora la gestión del proyecto en sí mismo
Los procesos han cambiado: tenemos nuevas formas para la gestión, con un sinfín de herramientas, que también hacen que la comunicación interna sea más fácil.
Podemos seguir los avances de un proyecto desde cualquier parte y en cualquier momento. Se agilizan los procesos.
Yo lo vivo a diario en mi trabajo. Dirijo y gestiono proyectos desde cualquier parte del mundo y a cualquier hora. Las barreras del espacio y el tiempo se han roto.
La gestión interna de un proyecto cultural, que a menudo implica a agentes que no están en el mismo lugar, es más factible hoy día y hay numerosas herramientas que ofrecen soluciones para todas las necesidades: compartir documentos y trabajar a la vez, gestionar el calendario de producción, controlar los presupuestos, comunicación de los diferentes agentes…
El efecto que se consigue es que la productividad sea mayor y seamos más ágiles y efectivos.
Además, hay otro factor beneficioso, más allá del uso de las herramientas en sí mismas: ahora tenemos la oportunidad de evaluar y medir los procesos, conseguir datos, analizar los pasos que vamos dando, identificar los aspectos que tenemos que ir mejorando.
Oportunidades para innovar
Los nuevos canales y formatos abren un sinfín de oportunidades para lanzar los mensajes de nuevas maneras y atraer al público.
Se amplían las fronteras para poder dar rienda suelta a la creatividad.
Y tratándose de cultura, hay que atreverse y que fluya esa creatividad, ¿no?
Mejora la experiencia de los beneficiarios
Todos estos cambios se tienen que convertir, finalmente, en que nuestra propuesta cultural no se quede simplemente en el hecho cultural en sí, sino que se ofrezca una experiencia mucho más global, que abarque diferentes ámbitos y que trascienda los entornos analógico y digital.
Nuestra vida ya no diferencia esas barreras; es todo parte de nuestra actividad vital.
Así que en lo que se refiere a proyectos culturales y/o creativos, tenemos que integrar desde el principio esa fusión y pensar en cómo llegar a nuestro público uniendo y complementando las acciones en ambos entornos.
Conexión con los públicos y accesibilidad
La tecnología digital nos permite conectar más y mejor con nuestras audiencias y públicos.
Accesible desde cualquier lugar, en cualquier momento y sin barreras.
Segmentación de mercados y públicos
Podemos desarrollar acciones específicas para cierto tipo de público e incluso llegar a nuevas audiencias.
Nuevos formatos y narrativas
Es posible desarrollar acciones que muestran los mensajes de maneras diferentes, en variados formatos e, incluso, traspasando las barreras entre unos y otros.
No sirve trasladar los mensajes tradicionales a las nuevas herramientas. Es necesario cambiar la forma y modelo de esos mensajes y adaptarlos a los nuevos canales y formatos, para sacar el máximo provecho de las características de cada uno.
Creación de contenidos en comunidad
El público se convierte a la vez en creador de contenido.
Comunidad prescriptora
Además de crear contenido, el público/espectador o visitante también se convierte en juez. Opina sobre la experiencia. Antes también, es verdad.
El humano comparte experiencias que sirven de orientación y prescripción a terceros; el boca a boca siempre ha funcionado.
Pero ahora se convierten esas experiencias en el entorno digital. Y la potencia es mucho mayor puesto que ésta puede llegar a todo el mundo.
Posibilidad de medir nuestras estrategias y acciones
Esta es una de las ventajas del uso de tecnologías digitales, puesto que es posible medir los efectos y valorar si se cumplen los objetivos marcados.
Y además el seguimiento y monitorización de esos resultados hacen posible que se puedan realizar cambios en las estrategias y acciones.
Oportunidades para conseguir que otros agentes apoyen los proyectos
Los modelos de patrocinio, mecenazgo y apoyo también están cambiando. El entorno digital nos ofrece la oportunidad de establecer relaciones más cercanas y basadas en la cooperación.
Estamos ya viendo cómo algunas marcas, empresas y entidades se embarcan en colaboraciones en proyectos, mediante diversas fórmulas, que no precisamente están directamente ligados a su actividad.
A veces patrocinando proyectos en el modo más tradicional. Pero los más avanzados se han convertido también en creadores y agentes activos.
En el caso del deporte lo vemos muy claro, en los proyectos que compañías como Red Bull o Coca Cola desarrollan, por ejemplo. Bancos o aseguradoras también se han embarcado en este tipo de acciones.
En el ámbito cultural son mayoritariamente los Museos y los festivales de música los que más apoyos de este tipo están recibiendo.
Pero se trata de una vía a explotar. En otros países ya lo hacen con gran éxito. Analizaré algunos casos en otra ocasión.
Por otro lado, se han creado también nuevas fórmulas de apoyo a proyectos, como el crowdfunding.
Un gran reto por delante
La digitalización exige de un cambio de estrategia integral. Una estrategia que una los dos polos en su contexto actual: por un lado, las propias entidades culturales o artistas y creadores, con sus misiones y valores y actividad específica; por otro, deberá conectar con los públicos.
Pero en este aspecto es necesario tener en cuenta varias cosas.
El público ha cambiado y cambiará más todavía. Y es necesario adaptarse.
Pese a que a menudo vemos en las noticias que los visitantes a Museos (sobretodo los más famosos del mundo) superan cada año el número de visitas registradas, tenemos que ser conscientes de que, en breve, este número bajará estrepitosamente, por dos razones:
Es necesario llegar a nuevas audiencias
Si las entidades y proyectos atraen al mismo tipo de personas, a la larga se quedarán sin usuarios. Todavía hoy, según los estudios que se realizan continuamente, museos y proyectos culturales no resultan atractivos para un gran porcentaje de la población. No los sienten como que van dirigidos hacia ellos.
Por lo tanto, se trata de afrontar el reto de renovación de estas audiencias clásicas y pensar en atraer a nuevos públicos. Es necesario cambiar el perfil del visitante tradicional y conseguir llegar a nuevas generaciones.
Y para llegar a esas nuevas generaciones, milenials, centenials y demás, tendrán que establecer nuevos canales y cambiar los formatos de comunicación. En definitiva, dirigirse a ellos donde y como ellos lo hacen.
Queremos vivir experiencias, crear vínculos
Vivimos en la era de la sobre información. Tenemos más oportunidades que nunca de movilidad y conocer otras culturas y realidades. Recibimos millones de impacto a diario y estamos sobreexpuestos.
Parece que ya nada nos puede sorprender. Tampoco los objetos culturales por sí mismos.
Hoy el esfuerzo para conseguir vincularnos a ellos exige una estrategia más amplia: ya no se trata de mostrar una obra de arte o que la producción de una obra de teatro sea perfecta. Hace falta algo más.
Y ese algo más pasa por hacer que conectemos de otras maneras y en otros momentos con la propuesta; antes, durante y también después de la interacción con la misma.
Y la tecnología digital se convierte en una gran aliada en este sentido, porque ofrece muchas opciones para conseguir despertar ese interés en el público espectador y atraerlo, conquistarlo y cautivarlo.
¿Y cómo llegar a esos nuevos públicos?
No es nada fácil. Aunque en principio la clave parece sencilla: hay que conseguir que se identifique con el objeto cultural.
Las opciones son muchas, pero lo complicado es acertar con la tecla perfecta.
Se trata, en definitiva, de acercarse a lo que reconoce y siente como propio. Vincular el proyecto cultural con las experiencias que forman parte de su vida y que forman sus referencias culturales.
Chris Dercon, quien fuera director de la Tate Modern de Londres y que revolucionó desde su llegada la concepción de este Museo, ya afirmaba hace tiempo que «El museo es efectivo si es afectivo».
El objeto cultural ya no sólo es la propuesta en sí misma, sino que también está comprendida por la experiencia que nos hace vivir. A nivel personal y también a nivel social.
Grandes retos a los que podemos dar solución trabajando en colaboración.
¿Cómo? Pronto te contaré lo que opino.